Prototipo de banda sustentada como vía de escape a la erudición musical de uno de sus miembros (Mother Superior y Redd Kross también engrosarían esa particular categoría), concretamente Rick Miller: coleccionista die hard, voz y miembro fundador de SCOTS.
Este sería su segundo (y último) álbum para la en aquel entonces muy poderosa Geffen. No deja de resultar extraño que la compañía que tuvo en nómina a Guns n' Roses o Nirvana le echara el ojo a estos tres freaks de Chapel Hill, quienes, dicho sea de paso, no eran unos novatos precisamente (llevan en esto desde los 80's).
El álbum se nutre de múltiples y variados referentes (de The Cramps a la Creedence pasando por Link Wray o AC/DC) pasados, eso sí, por el tamiz genuinamente kitsch y humorístico del que siempre ha hecho gala esta banda. Ellos son así, lo mismo componen odas al "Banana Puddin" que se dejan querer por el Surf ("Dance for Me", "Theme From the Cheaters", "Deja Varoom") que les da por ponerse sabrosones con temas totalmente camps como "Bamboo Road".
Encontramos más highlights en "Earthmover" o "40 Miles to Vegas", (esta última quizá sea mi favorita del redondo, algo así como poner al frente de los AC/DC de los 70's a un cantante de Country FM) el R'n'R cincuentero "Love-a-Rama" (Grande esa Mary Huff) o "Carve That Possum" que podría haber sido grabada perfectamente en los 40's si no fuera por las guitarras eléctricas.
Unos tipos divertidos, sí, pero saber entretejer la cantidad de géneros que ellos manejan (Country, Rockabilly, Hard Rock, Swamp, Surf, Garage...) y salir airoso del trance es cosa seria. Típico disco para escuchar con los cascos puestos para poder sumergirte en condiciones en la marea sónica que contiene.
3 comentarios:
well.. it's like I said!
Con un poco de suerte igual los vemos por aquí.
Algo había oído, cruzemos los dedos para que así sea!
Publicar un comentario