Cualquiera que haya pasado algún tiempo por estas página lo sabe. Sabe que R'n'R Survivors, sabedora de que hay mil y un blogs alabando la vida, obra y milagros de formaciones como AC/DC o los Stones, prefiere centrarse en la trastienda, el desguace del Rock And Roll, esa periferia donde moran formaciones tan dispares como The Quireboys, Dead Moon o los Dictators e incluso -y mirándolo todo con mayor perspectiva- nombres como The Sonics o Link Wray, que aunque al entendido puedan parecerle poco menos que legendarios, son víctima del desconocimiento por parte del rockerío (Unos Beatles y un Elvis siempre serán más conocidos que ellos).
Esto no es competencia exclusiva del extranjero, ya que por estos lares siempre ha habido una sólida -y algo malograda- escena underground: Partiendo de clásicos como Sex Museum o Dr. Explosion hasta llegar a formaciones más recientes en el tiempo como Ultracuerpos o la que nos ocupa, la lista sería larga de enumerar.
Bummer surgieron en el Madrid de principios de esta década, es decir, en un buen momento y lugar para el R'n'R -aunque este fuese subterráneo- ellos mismos lo declaraban en entrevistas de la época y lo cierto es que no erraban: OK, no había estadios ni rockstars millonarias, pero bandas como Gluecifer, The Hellacopters, Supersuckers o Nashville Pussy estaban en estado de gracia, en plena labor de rescate del buen Rock de guitarras, Malasaña seguía aportando su granito de macarreo y se abría la puerta del Serie Z y el Azkena, eventos que sin duda alegrarían las pajarillas a una significativa facción del rockerío.
Formados por Antonio Astray y Gabi "Chaman" a las guitarras y voces, Juancho al bajo (proveniente de The Crépitos, bandísima de culto de los 90's) e Ignacio Cartón a la batería, podría decirse que una de las características definitorias de la banda era la falta de barreras estilísticas, aderezadas con generosas dosis de buen gusto, a saber: Ellos hacían ROCK, no se quedaban en subgéneros, colocando sus botas entre Detroit y los Aussies y con el temario 70's bien aprendido. Este fue su segundo -y penúltimo- larga duración.
Destacan la inicial "Party Lights" temazo fiestero con pianola honkytonk incluida (a reseñar su clip, hecho por Mauro Entrialgo, compañero de correrías de I.Cartón en Esteban Light); "Stay With You", tras el dictatoriano título se esconde el que para mí quizás sea el mejor corte del redondo, buen Power Pop no exento de chulería y cierta melancolía y la apocalíptica "End of Time". Con esto no quiero decir que el resto sea malo, válgame dios. Temas como "Happy Again" o "Love Inside" por citar un par, mantienen el nivel. Como prueba extra de buen gusto, un par de versiones: "I Can't Do That" de Dead Moon y "The Innocent" de los Drivin'n'Cryin, personalmente me quedo con la relectura de la melancolía garagera del tema de Fred Cole.
En resumen, teníamos a una banda con buena imagen, buenas canciones y hasta buena producción (la de este disco cortesía de Fernando Pardo, ahí es nada) Pero los acontecimientos se desenvolvieron de una manera que hacen que parezca que esta banda jamás haya existido. Quizás el hecho de irse por la puerta de atrás en la era pre-MySpace tuviera algo que ver en que no dejasen rastro.
Sin ir más lejos, este es su disco más "fácil" de conseguir y sólo existe una manera: Comprarlo en una tienda Tipo, no os alarmeis por el precio, a mi me salió por 1'99 (!) Su debut y "That's The Way It Is" son directamente imposibles de encontrar, ni a la venta, ni para descargar, ni nada (a no ser que un alma caritativa me demuestre lo contrario). La adquisición de su último disco es una causa casi perdida para mi, a la que aún no he renunciado. Cada cierto tiempo me da por buscar este disco (en el que al parecer dieron un golpe de timón hacia sonidos más americanos y versioneaban a Dr. Feelgood) y el resultado siempre es el mismo. El año pasado, tras un show de The Nomads, vi a Juancho encargándose del merchandising de los suecos -ya que es su road manager- y a punto estuve de preguntarle como carajo puedo hacerme con las piezas que me faltan de su discografía. Visto lo visto debería haberlo hecho.
Sí, definitivamente es una putada que por una serie de circunstancias (separaciones, sellos que se van a pique...) Uno no pueda disfrutar de un disco tras el que lleva años y no sabe ni como suena, pero no me negaréis que, en estos tiempos donde todo se puede obtener con un click, esto resulta una experiencia casi mágica. Qué diablos, ahora mismo me voy a buscar el "That's The way it is"!
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