Si hay un hecho que resulta patente en estos tiempos de globalización , en el que -casi- toda la música existente está disponible en la red es el siguiente: La confusión (bien por parte de la prensa musical, algunos blogs, webzines...) entre lo que es una banda infravalorada, de culto y la rareza, el disco perdido en la noche de los tiempos, llegando en ocasiones a confundir lo uno por lo otro y viceversa.
Pondré mis puntos sobre las íes: Thin Lizzy,MC5, Georgia Satellites, Rose Tattoo o New York Dolls, Cumplen -desgraciadamente-los requisitos para que se pueda considerar que están infravalorados, a saber: Practicaban un sonido afín al de su momento y lugar, llegando a ser, en algunos casos, decanos de su propia escena; poseen discografías que en nada desmerecen junto a la de cualquier nombre mítico que se nos pase por la cabeza y la actitud suficiente para no ser considerados unas meras "ratas de estudio", que entregan buenas piezas discográficas pero cuya propuesta palidece sobre un escenario, nada más lejos.
No creo que haga falta aclarar en que categoría se encuadran los dictadores del Bronx, una formación cuya fundación se encuentra más cercana en el tiempo a los últimos estertores de la escena de Detroit que al posterior estallido Neoyorquino con sede en el CBGB. Es por eso, aludiendo a lo expuesto en el primer párrafo, que una banda como The Dictators debe citarse junto a pesos pesados como Ramones o The Clash (y muy por encima de Sex Pistols) y nunca junto a formaciones menores como The Lurkers o The Adverts, grupos con buenos discos y alguna gran canción, pero que, desde la perspectiva que nos da el tiempo, bien podemos comprender que no despuntasen en su momento.
Y no sé porque solo cito nombres pertenecientes a la escena punk rock, ya que, si por algo se distinguieron los 'Tators de las demás formaciones del momento -y muchas de las que vendrían después- fue por su genuina combinación de Hard Rock y punk (bueno, dejémoslo en Proto Punk). Estos tíos no se andaban con líneas divisorias y demás zarandajas y ponían la vista por igual en lo que dieron de sí Iggy & The Stooges o MC5 sin renunciar por ello a la revolución Hard Rock de finales de los 60's/primeros 70's y es aquí donde entran en juego nombres como Black Sabbath o Thin Lizzy.
Este poso Hard que comento se vería confirmado con la elección del que sería el productor del debut de la banda, Murray Krugman, famoso por su trabajo con Blue Oyster Cult. Este primer intento, titulado "Go Girl, Crazy!" ya nos muestra las dos corriente sónicas entre las que basculaba la banda, debatiéndose entre los poderosos riffs y solos facturados por Ross the Boss y Scott "Top Ten" Kempner y la urgencia e intensidad que les hacía padres de toda la escena que estaba a punto de eclosionar en la ciudad de los rascacielos. Sin embargo, adolece a mi juicio de cierta carencia que acabaría por subsanarse más adelante: La voz. En aquella época Andy Shernoff era el mainman absoluto de la banda: A sus labores al bajo, monopolio compositivo y ocasional teclista, había que sumar su faceta de cantante. No deja de resultar curioso que en aquel entonces el gran "Handsome" Dick Manitoba se tuviese que contentar con ser el "arma secreta" de la banda y prestar su voz ocasionalmente a las composiciones de la misma, una voz que, dicho sea de paso, pese a que apuntaba maneras, aún quedaba lejos de lo que nos podría ofrecer en "Bloodbrothers". Sin embargo,éste pequeño hándicap que apunto, sólo tiene razón de ser cuando entramos a comparar el álbum con posteriores entregas de la banda. En el plano musical, nadie diría que nos encontramos frente al que fue su primer largo: La producción es de primera , y pese a que podría ser más directa (a lo que vino me remito) sabe capturar por igual el virtuosismo del que hacía gala la formación sin dejar de lado el espíritu genuinamente "Faster & Louder" que recorre los surcos del disco; Asimismo, podemos encontrarnos con algunos de sus primeros himnos de batalla: Tres escupitajos macarras y surcados por riffs de infarto como "The Next Big Thing", "Master Race Rock" y "Two Tub Man" y un himno para la eternidad como es "Weekend". Además, hay alguna que otra pieza que, pese a estar olvidada en sus repertorios actuales, no desmerece para nada junto al resto del redondo, ahí tenemos las versiones que se marcan de Sonny & Cher o The Rivieras ("I Got You Babe" y California Sun, respectivamente), "Teengenerate", donde ponen en juego el uso de sus coros "marca de la casa" o "(I Live) For Cars and Girls" (Bueno, de esta no se han olvidado, la siguen haciendo... para ensayar!). En definitiva, y por encima de cualquier otra etiqueta, un poderoso artefacto de Rock americano y la carta de presentación de una banda que se atrevía a aunar técnica hard con actitud callejera.
En 1976, The Dictators regresan (literalmente además, ya que volvían de un breve período de separación que no duró ni un año) a la palestra con "Manifest Destiny", el que quizás sea su "álbum maldito". En su momento fue acogido muy fríamente y hoy por hoy lo más suave que puedes leer de el es que es su redondo más flojo. Definitivamente, al fan medio de Ross y Cía. se le atraganta(ba) el golpe de timón que los 'Tators dieron a su sonido, acercándolo a registros más comerciales, con profusión de teclados y hasta un baladón en toda regla ("Hey Boys", que bien podría ser original de Queen). Supongo que el hecho de que Shernoff se pasase en exclusiva a los teclados cediéndole las cuatro cuerdas al bueno de Mark "The Animal" Mendoza (que acabaría en Twisted Sister, banda de la que nuestros protagonistas se burlarían lo indecible) terminaría de confundir a los fans en su momento y de hacer que en la actualidad los punk rockers más cerriles tachen al disco de heavy del malo. Pero que me cuelguen si la inicial "Exposed" no es un tema Dictators al 110%,Ok, el giro hacia terrenos más Hard es evidente, el disco suena más a KISS que a Ramones (Por cierto, "Heartache" tiene algo de Stanley/Simmons de la primera época, diría que los riffs) Pero, para los que no andamos por estos mundos del rock con prejuicios del tres al cuarto, el redondo ofrece momentos más que disfrutables: Aparte de las arriba mencionadas tenemos un medio tiempo del calibre de "Sleepin' With the TV On" (en la que veo perfilarse de nuevo la sombra de Freddie Mercury) , momentos de desmelene punk con "Science Gone Too Far!" o temas que bien podrían haber estado en su debut, caso de "Young, Fast, Scientific". Lo que no quita que haya momentos de relleno, como la correcta "Disease" (donde, a juzgar por la intro y demás, me parece a mi que quisieron emular al Alice Cooper de la primera época, quedándose en el intento) o "Steppin' Out" que, pese a su glorioso riff inicial termina por desinflarse. Irónicamente, pese al cambio de premisas sonoras, el álbum se cierra con toda una vuelta a sus orígenes: Una histérica relectura de "Search & Destroy" que, en lo que a intensidad se refiere, nada ha de envidiarle al original de los Stooges. Quizás lo que más le pesa a este álbum no es la música que contiene (buena en su mayoría, a mi juicio) sino que supone una desviación de su propuesta, un icómodo parentesis (al menos para sus creadores y gran parte de su público) entre el Rock macarruzo y callejero de su primera entrega y de "Bloodbrothers". En honor a la verdad, y más allá de su calidad musical, no creo que ningún admirador de la banda (entre los que me cuento) incluyese "Manifest Destiny" en un hipotético Top 3 de la misma, y es que, como veremos más adelante, aquí hay mucha tela que cortar.
Tras el descalabro que supuso "Manifest Destiny" la banda se puso rápidamente manos a la obra con el que sin duda es su álbum más celebrado: Efectivamente nos estamos refiriendo a "Bloodbrothers". Para la ocasión decidieron abrazar de nuevo los postulados de su primera referencia: Le dan puerta a Mendoza, volviendo al formato inicial y vuelven a contar con el equipo de producción que les asistió en "Go Girl, Crazy!" (Duda razonable: ¿Si "Manifest Destiny" hubiese sido un éxito de ventas, habrían vuelto sobre sus pasos de este modo? Mejor ni pensarlo) El resultado queda patente desde los cortantes riffs que abren la inicial "Faster And Louder": La banda ha ganado en contundencia y garra, y la asunción de la totalidad de las tareas vocales por parte de Manitoba, sólo puede calificarse como de gran acierto. Esto, más que un álbum de estudio al uso, podría ser un greatest hits de cualquier banda de largo recorrido: Las referencias a The Who en la magnífica "Baby Let's Twist"; "No Tomorrow" (una de mis piezas favoritas, no solo del disco, sino de toda su trayectoria), la oscuridad llena de chulería y peligrosidad de "The Minnesota Strip"; El riff matador de "Stay With Me", esa jodida declaración de principios que es "I Stand Tall" (No en vano es la intro de sus shows) pasando por las vacilonas "Borneo Jimmy" y "What It Is?" hasta llegar al cierre del disco con una versión de los Flamin' Groovies, la potente "Slow Death" que casi se queda en anécdota tras escuchar la exhibición de poderío que se acaban de marcar los 'Tators en este disco. Hasta la fecha, la banda jamás había sonado tan compacta, llevando hasta extremos intimidantes su particular fórmula de "Hard Rock Punk". En resumidas cuentas, un clásico imperecedero, de esos que consiguen trascender su género, época y lugar para pasar a una categoría superior: La de inmortal.
Sin embargo, fieles a su tradición de dar un paso en falso tras cualquier acierto y contra todo pronóstico, la banda se disuelve a finales de los 70's. Serán tiempos oscuros para lo que fueron The Dictators, algunos miembros de la banda regresarán al anonimato; otros, optarán por ver el espectáculo entre bambalinas (caso de Shernoff, que se dedicó a labores de producción) y, en el peor de los casos, Ross the Boss se embarcará en insólitas aventuras musicales, primero en los gabachos Shakin' Street (Banda de Hard&Heavy de tercera regional, en el mejor de los casos) y poco después en Manowar (Y luego se cachondeaba de Twisted Sister...tiene cojones el tema).
Este panorama tan desolador se vio interrumpido brevemente con la edición de "Fuck'em If They Can't Take a Joke", que no es otra cosa que un directo pirata en el que se registra uno de los -escasos- shows que la banda realizó en los primeros 80's bajo el nombre de The Dictators. Como ya digo, se trata de un bootleg, por lo que la calidad de su sonido no deja mucho, sino bastante que desear (y digo esto sin tomar como referencia el "Viva Dictators!"...si no, apaga y vámonos) Inexplicablemente, sólo encontramos un par de cortes en representación del soberbio "Bloodbrothers", llegando a tocar más de su debut y hasta del "Manifest Destiny". Incluso hay más versiones que temas de su obra maestra de aquellos años: A la consabida "Search And Destroy" hemos de sumarle "What Goes On" y "Moon Upstairs" (originales de Velvet Underground y Mott The Hopple, dos bandas que no encajan mucho con los 'Tators precisamente) que no terminan de cuajar. Me pregunto quién llevaría a cabo la selección de los temas esa noche... El gran atractivo de este bootleg es, sin duda alguna, la inclusión de dos composiciones nuevas de la banda, inéditas hasta el momento: "Loyola" en la que el grupo se atreve a abundar en registros cercanos al Power Pop y la hímnica "New York, New York"aún en estado embrionario (Tendrían que pasar años para que fuese convenientemente registrada en estudio). Un producto sólo recomendable para los fans más completistas de la banda y, en mi opinión, una primera toma de contacto totalmente desaconsejada.
Cómo decíamos más arriba, salvo "Fuck'em..." los 80's fueron una época baldía a todos los niveles para The Dictators. Tanto es así, que habría que esperar al 1990 para que sacasen nuevo material de estudio (y ni siquiera lo hicieron bajo el nombre que todos sabemos). Realmente, esta aventura tuvo su gérmen unos años antes, a mediados de la década. Mientras Ross the Boss parecía más ocupado en su cruzada por el destino del verdadero metal o en que modelo de taparrabos ponerse, sus otrora compañeros de correrías decidieron (con la salvedad de los dos guitarras originales) que ya era hora de rescatar a golpe de riff el tipo de R'n'R al que ellos mismos dieron carta de naturaleza una década antes. Para tan digna labor contactaron con Daniel Rey (ex-Blondie y productor de un sinfín de bandas punk de Ramones a Nashville Pussy pasando por Misfits) y, con esta formación, comenzaron a dar forma a un puñado de temas escuela Dictators. La culminación de este proyecto, sin embargo, llegaría en el '90, con Ross de vuelta a su banda de toda la vida. El único factor diferencial que podemos atribuirle al álbum de Manitoba's Wild Kingdom con respecto al legado de The Dictators es cierta orientación al hard rock festivo que se destilaba en aquellos años en perjuicio de su faceta más punk. De todas maneras, hablar a día de hoy de temas como "The Party Starts Now!", "Haircut and Attitude" o "New York,New York" como si no fuesen obra de The Dictators sería poco menos que ridículo. En "...And You?" (que es como se tituló el único álbum de este proyecto) se aprecia una tendencia más "heavy" en los solos y riffs que Ross the Boss extrae de su guitarra, una constante que se mantendría en posteriores entregas de estudio del grupo. Pese a estos factores, un álbum que añadir a la discografía de The Dictators, que, cuando casi nadie se lo esperaba, consiguieron sacarse de la manga esta bomba de relojería de poco menos de media hora. Cómo anécdota, añadir que, la portada (extraída de un cartel alemán de la II Guerra Mundial), a punto estuvo de ser censurada y el grupo tuvo que aguantar acusaciones de todo tipo.
La década de los 90's fueron tiempos de total parón discográfico y de esporádicas giras. Parece ser que la banda adoptó la resolución de tomárselo como un proyecto más, que compaginaban con otras formaciones e incluso en nuevos negocios (caso del Manitoba's bar o Andy Shernoff y su labor como sumiller) Sin embargo, dando uno de esos golpes de efecto a los que nunca nos terminaremos de acostumbrar (uno por década, suele ser) la banda regresó por todo lo alto en 2001 con "D.F.F.D", un álbum del que se puede afirmar sin caer en la exageración que es de lo mejor que ha firmado esta banda jamás (y eso es MUCHO decir) y, casi con total seguridad, uno de los mejores redondos de Rock and Roll que nos deparó esta década que acabamos de despedir. Tras esa portada llena de macarreo made in NYC encontramos una colección de himnos que bien pueden justificar los más de diez años que estuvieron sin sacar nada nuevo. Tras darle al play suena "Who Will Save Rock&Roll?", esta canción no ofrece muchas opciones: Si no se te ponen los pelos de punta al escuchar a un Manitoba más fiero, sabio y macarra que nunca, estás muerto, así de sencillo. En "I Am Right" parece que se nos coge de las solapas y se nos zarandea, la canción es de una vehemencia a prueba de bombas; la banda no ha vuelto como unos viejos y renqueantes dinosaurios, nada de eso, han regresado perfectamente engrasados quién sabe si más que nunca, dispuestos a darlo todo, y vaya que si lo dan: "Pussy & Money", "What's up with that", "Avenue A"... ¿Qué otra banda en 2001 ofreció un disco tan insultantemente bueno como éste? Hasta se permiten incluir secciones de viento en "The Moronic Inferno" y flirteos con el surf en "Channel Surfing"...Y salen bien parados! Aquí ya no podemos hablar de punk, hard rock y demás denominaciones, esto ya es puro R'n'R, de alto voltaje y sin medias tintas: Llegan a sonar a AC/DC en "It's Alright", son los más barriobajeros en "In The Presence Of a New God" y terminan pateándonos el culo de mala manera en "Burn,Baby Burn!". A mí personalmente me parece imposible elegir entre éste y "Bloodbrothers". Este álbum bien puede ser la quintaesencia del sonido Dictators, todo está aquí en su máximo exponente: los Riffs de Kempner/Friedman, los característicos coros de Shernoff... Cada vez que escucho este disco entiendo perfectamente que puede que no vuelvan a sacar otro: Aquí se dejaron la piel. No tenían porque hacerlo, ya en 2001 tenían una trayectoria de peso que les avalaba, pero lo hicieron,regresando más fuerte que nunca y con un nuevo arsenal para sus directos (ya que ellos, a diferencia de otras leyendas, no sacan disco como mera excusa para seguir girando) un potencial escénico que quedó confirmado con la edición de "Viva Dictators!" un poderoso testimonio de lo que estos tipos pueden dar de sí en escena, que recoge un buen número de temas de sus dos etapas. En una palabra: Imprescindible.
En definitiva, una de esas bandas cuya sola existencia ya justifica la de ese invento llamado Rock and Roll, con una trayectoria que descansa sobre los tres ejes indispensables en cualquier banda de largo recorrido (cualquiera que merezca la pena, claro): Honestidad, actitud y saber hacer: Dictators Forever, Forever Dictators!
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