domingo, 16 de septiembre de 2007

Old Good Times. Danzig (1988)


Uno de los debuts de la década. Un caso -casi sin precedentes- de evolución, saldada con un gran éxito, al menos en lo artístico. El comienzo de una era. Es el momento de dedicarle unas líneas a Danzig, y al disco que hizo que tanto su nombre como su legado brillasen de nuevo con luz propia.
Se acercaba el ocaso de la década cuando nuestro hombre decidió dar carpetazo a su andadura con Samhain, la banda que, por así decirlo, definió las líneas maestras de lo que aún estaba por venir. Como veníamos diciendo, Glenn había abandonado el barco, se disponía a dar paso a una nueva etapa en su andadura.

Una etapa que arrancó con toda una demostración de poder como la que nos ocupa, Evil Elvis supo rodearse de un elenco de músicos de excepción, que tras la grabación del álbum pasaron a ser nombres de -justificado- culto en esto del Rock n' Roll y lo más importante, se destapó con un discazo como éste, titulado -en un acceso doble de megalomanía- como el grupo y como el mismo.

Desde la inicial "Twist of Cain" estamos avisados de que nos encontramos ante algo grande, influencia Sabbathiana a tope -Riffs densos,lirismo demoníaco y hasta las campanas!- Y es que, los poderosos guitarrazos de John Christ harán que la sombra de Iommi planee alargada entre los surcos del álbum, aunque pasada por el turmix del Hard americano de la época. Más highlights encontramos en "She Rides", donde confirmamos algo que veníamos sospechando desde que pusimos a rodar el redondo: Glenn está cantando como nunca, exhibiendo una voz digna de un Jim Morrison o un Elvis infernales, de un poderío y una fuerza inéditas hasta la época (Vaya por delante que adoro su labor en los Misfits, pero esto es otro nivel), "Soul On Fire" - Para el que suscribe la cima del álbum, toda una obra de arte-, y sus elevadas dosis de epicismo, "Am I Demon?", en la -muy- setentera "Evil Thing", mostrándonos a Glenn en un registro que nadie hubiese imaginado algunos años atrás y, como no, en la ya inmortal "Mother", uno de esos trallazos que aunque el legado de este señor te sea totalmente indiferente (hereje!) habrás coreado más de una vez. A pesar de no haber sido citados los temas restantes del redondo son de una calidad y una contundencia de las que tiran de espaldas, y es que este disco, como todos los grandes, tiene algo para cada uno.

Bueno, que más puedo decir, a pesar de los posteriores devaneos metaleros industriales del alma mater y de los constantes bailes en el line-up, siempre tendremos este disco, el redondo que grabó en el panteón de grandes del Rock por siempre a Glenn Danzig, John Christ, Eerie Von y Chuck Biscuits (grandiosa la base rítmica por cierto), y que hace que todo un "Misfit-head" como yo comprenda perfectamente las pocas ganas que atesora de volver a su banda de toda la vida el artífice de este discazo sin par.

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