... O acaso creais que no hay mas bandas a las que hacerles justicia? Conviene recordar que en esto del R'n'R solo algunos han llegado a lo más alto, mientras que muchos, demasiados, se han tenido que conformar, en el mejor de los casos, con un segundo puesto o un premio de consolación, mientras que la gran mayoría han pasado a engrosar las interminables filas de eso que se da en llamar "bandas de culto". En esta ocasión la idea volvió a mi cuando me proponía escribir sobre bandas no ya infravaloradas, sino claramente underground (en próximos episodios), cuando, una vez más, se produjo el ya relatado desfile de nombres poco conocidos pese a tener un sonido que debiera de haber llegado a más en la época.
The Dictators
Curioso caso el de estos neoyorquinos que ya estaban ahí antes de que los New York Dolls se pintarrajeasen la cara o de que los Ramones se enfundases en cuero negro y jeans gastados para cambiar el curso de la música. Y digo que es curioso, por que, aunque leas el nombre de la banda de Ross The Boss en multitud de publicaciones refiriendose a ellos como "banda seminal", "pioneros" y demás consideraciones, lo cierto es que la fama nunca acompañó a estos dictadores del Bronx. Ok, ellos tampoco pusieron las cosas fáciles con sus continuas idas y venidas, separaciones y dimes y diretes (Pese a ser una banda que se fundó a comienzos de los 70's, su actividad puede calificarse de más que esporádica) Pero lo cierto es que una banda que hace casi 40 añitos sonaban a medio camino entre un estilo que daba sus primeros pasos y otro que estaba casi en pañales (Sí, hablamos de Hard y Punk Rock) merecía haber llegado más lejos, y, para todos los que nos decimos fans de la banda resulta indignante que esta sea conocida entre muchos por la militancia de Ross The Boss en Manowar durante los 80's. De acuerdo, todos cometemos errores, ¿Pero que cojones tenía Ross The Boss en la cabeza para alistarse en las huestes de los guerreros del Metal? El sabrá, pero mucho tuvo que ser para dejar de lado a una banda que contaba con todo un frontman como "Handsome" Dick Manitoba, todo un exponente de la chulería barriobajera de la ciudad de los rascacielos, a un compositor como la copa de un pino como era (y es) Andy Shernoff, así como a su compañero en las seis cuerdas, Top Ten y al gran JP Thunderbolt tras los tambores. Tras esta travesía de corte jebirulo por el desierto la banda tuvo a bien reunirse pero, sorpresa!!! Haciendo honor a su aparente alergia al gran éxito lo hicieron con el nombre de "Manitoba's Wild Kingdom", cuyo homónimo disco, a día de hoy puede considerarse como otra obra a sumar a la breve discografía de los 'Tators. Hace 5 años volvieron con la que quizá sea su mejor obra "D.F.F.D" (Dictators Forever, Forever Dictators) hicieron la gira de marras y... desaparecieron de nuevo. En una ocasión Ross The Boss afirmó que su banda jamás triunfó debido a que eran demasiado Punk para los Hard Rockers y viceversa. Visto lo visto, me temo que no sólo fue por eso.
Rose Tattoo
Los más macarras del lugar dirán que en Australia, además de canguros y aborígenes, hay una banda de Rock n' Roll llamada AC/DC, lo cual es muy cierto, lo que otros tantos no saben es que, casi al mismo tiempo que los hermanos Young daban sus primeros pasos, unos compatriotas suyos, tatuados hasta los dientes y con pintas de "White trash" hacían lo propio, quizás por eso se ha comparado desde siempre el sonido de ambas bandas, dejando a los de "Angry" Anderson un poco bastante a la sombra de los autores de "Highway To Hell". En honor a la verdad hay que decir que existen puntos en común entre ambas bandas, si bien la presente añadía a la fórmula un componente más marcadamente "bluesy", con slides guitars y alguna que otra armónica y en algunos momentos hasta se acercaba al Punk de la época, coronando los charts más jodidamente punkarras con "Magnum Maid", un himno de los que estos tipos sacaban como rosquillas en sus buenos tiempos, y no, no se trata de una afirmación exagerada: En sus tres primeros discos (lanzados en el breve plazo de 4 años) nos encontramos una verdadera colección de trallazos por los que muchas bandas actuales matarían. Canciones para corear cerveza en alto como "Rock n' Roll is King", "Astra Walley", "Out of This Place" o las más conocidas (gracias a posteriores relecturas) "Nice Boys" y "Rock n' Roll Outlaw", otras más comerciales (y sobradas de calidad) como "It's Gonna Work Itself Out" o la más reciente "Union Man"... En definitiva, nos encontramos ante una banda de R'n'R pateaculos de las de siempre, de esas que, como si de viejos colegas se tratasen vuelven a tu vida de vez en cuando, aunque llevaras tiempo sin vertelas con ellos. Y sí, siempre es un consuelo saber que entre hypes venideros, "the nexts big things" y demás tengamos entre nosotros a bandas como estas, con el tan entrañable como diminuto "Angry" Anderson manejando el cotarro y entonando con su chirriante voz un puñado de pedazos de historia del Rock. Larga vida.
Radio Birdman
Y sin movernos todavía de las antípodas nos encontramos a otros "aussies" que, por contexto y música hubiesen merecido más reconocimiento, especifico: estamos en el 77' y estos tíos practicaban una suerte de High Energy que casaba a la perfección con el espíritu Punk que reinaba aquel año. Los hombres-pájaro habían mamado hasta hartarse del legado de MC5 y The Stooges, y montaron una banda a la usanza de éstos, a la que le añedieron un poderoso Hammond y unas guitarras más propias del Surf que del Rock n' Roll, ¿El resultado? Una poderosa carta de presentación titulada "Radios Appear", trufada de temazos sudorosos como "New Race", "Murder City Nights", "What Gives" o esa obra maestra del High energy que responde al nombre de "Aloha Steve & Danno" ¿Los resultados? La banda obtuvo un relativo éxito en su Australia natal, pero parece ser que por aquel entonces todas las miradas estaban puestas en el Reino Unido, por lo que la banda se separó al poco de lanzar su obra maestra. Hace poco volvieron a la palestra con su álbum de retorno, el correcto "Zeno Beach", y desde entonces han hecho alguna gira arropados por sus viejos fans de siempre así como por parte de las nuevas generaciones que han caído en la cuenta de la importancia de estos otrora bastiones del garageo más crudo y sudoroso. Está bien, pero creo que una banda de sus características estaba destinada a más altas empresas.
Dead Boys
Hace un tiempo que le dediqué (en estas mismas páginas) unas líneas al debut de los chicos muertos de Bators, el tan crudo como ya legendario "Young, Loud & Snotty" un jodido artefacto de Punk Rock americano pasado de vueltas, decibelios y crudeza. Si bien es cierto que tampoco fueron unos completos desconocidos en su día me sigue pareciendo muy extraño que a día de hoy, en una época donde aún algunos recuerdan iconos tales como el CBGB's, las perfecto de cuero negro o las salidas de tono de Sid Vicious nadie -o muy pocos- tengan algo que decir sobre esta gran banda de Rock crudo y a la yugular. Los Dead Boys eran pura basura punk, una panda de yonkarras que buscaban ser rockstars entre un mar de reyertas a navaja (Pregúntale a Cheetah Chrome por su cuello, que casi lo pierde) y drogas duras. Eran eso, pero también fueron la última banda del Punk "old school" que mereció la pena: Ahí estaba Stiv Bators, un frontman físico, guarro, peligroso, en la mejor tradición del Iggy 70's, un tipo al que le daba lo mismo mearse sobre las primeras filas de su publico que autolesionarse en presencia del mismo, también estaba Chrome volándole la cabeza a ese público con sus guitarrazos tan afilados como letales, completaban la ecuación los restantes Jimmy Zero a las rítmicas, Jeff Magnum al bajo y Johnny Blitz a la batería. Hay que reconocer que quizás fue su estilo de vida al filo de la navaja el que acabó minando el deseo de continuidad de la banda, lo que no quita que sigue siendo un misterio lo maltrecho que se mantiene el legado de la misma.
Bueno, poco puedo añadir a lo que ya escribí en el capítulo I, salvo decir que, por desgracia, este no es el último apartado de bandas infravaloradas para el que os firma estas líneas y que espero no tardar tanto en volver a escribir de nuevo como en esta ocasión.
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