Alguien dijo que la melancolía es la alegría de la tristeza. Es, por tanto, un sentimiento no exento de autocomplacencia y algo de masoquismo, pero tan lícito como cualquier otro.
En el R'n'R,de hecho, no le ha ido nada mal, y a ella podemos atribuirle no pocas cimas del género. No, no hablo de la languidez de quita y pon de los emos, y mucho menos del prosaico "life sucks, then you die" del que hacían gala las bandas de los primeros 90's. Nada de eso.
Hablo de aquellas baladas de los tempranos 50's, en las que héroes del Jukebox como Warren Smith se lamentaban de que su chica se largara en un Cadillac rojo -... y con otro!- o Del Shannon lloraba bajo la lluvia preguntándose el por qué de la huida de su partenaire. Me refiero a esas canciones de la factoría Spector, donde, bajo la corteza pop se escondían las historias más tristes de Nueva York. Vindico a los Ramones Power Poperos, los de discos como "Leave Home" o "Pleasant Dreams", aquellos en los que un Joey despechado le pedía cuentas a Johnny en "The KKK Took My Baby Away". Admiro la melancolía elegante que siempre mostraron Thin Lizzy o, una de mis bandas predilectas, The Dogs D'amour, tan rockers como románticos y literarios; Tampoco me olvido del desencantado y genial Roky Erickson, de las atomosféricas historias a dos voces en glorioso Mono de Dead Moon, del Neil Young más garagero de "Zuma", los Burning de Toño (tan chulescos como lluviosos)... En fin, la lista sería larga y creo que los ejemplos son lo suficientemente ilustrativos, ¿No?
Así que ya sabes, no todo es AC/DC o Motorhead, y hay veces en las que lo más adecuado es pinchar "Stormy Weather" o "She's a Sensation" y dejarse llevar.
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